El pozo
|
Hace muchos años
en un viejo pueblito instalaron un gran pozo que fue drenado, no sólo por
casualidad sino porque aquel pozo escondía un profundo secreto que los
habitantes del pueblo jamás mencionaban... hasta que un día dos pequeños
desataron algo que se había mantenido en secreto.
Diez años después
de la construcción del pozo una familia de dinero se mudó a dicho pueblito.
La señora que compró la casa era una viuda que había reclamado la fortuna de
su difunto esposo, tenía dos pequeños de 7 y 8 años. Patrich era el
mayor de los dos y Elizabeth la pequeña de 7 años.
La familia tenía
un vecino, el señor Fasto, que pretendía a la señora. Era un tipo avaricioso
que se disfrazaba como un tipo amable y atento con la familia pero en
realidad era lo contrario.
Un día los niños
salieron a jugar al patio de la casa y se encontraron con una vereda que
subía a un pequeño monte, los niños guiados por la curiosidad siguieron la
vereda aquella. Al final de ésta se encontraron con un viejo pozo de roca que
al parecer no contenía agua, estaba todo enlamado de lo viejo, pero aún
contenía el torno para sacar el agua con la cubeta. Los niños accidentalmente
tiraron la cubeta al pozo, en ese momento la madre preocupada llamó a los
niños.
Al otro día los
niños volvieron donde el pozo y para su sorpresa la cubeta que habían
arrojado estaba en el mismo lugar de siempre pero había una nota dentro de
ella que decía: “tengo hambre……” >:D
Los niños, sin importarles mucho de quién provenía la carta,
fueron a su casa y llevaron una jugosa pieza de pollo al pozo y la bajaron
con la cuerda.
Al otro día los niños volvieron al pozo y ¡oh sorpresa! la
cubeta estaba llena de monedas de oro y alhajas. Desde ese día los niños
llevaron comida suculenta y a cambio tenían su magnífica recompensa.
Al prometido de la madre de los niños, el señor Fasto, se le
hacía raro que los niños escondieran comida durante la cena y además ya los
había visto llegar con monedas; se le hizo muy extraño, así que una noche se
encaminó al pozo y comenzó a bajar por la cuerda hacia el fondo del pozo...
Al otro día los niños regresaron al lugar del pozo y se
encontraron que en la cubeta había una cantidad de oro inimaginable,
también encontraron ropa desgarrada y otra nota que decía:
“Gracias por el
banquete, ¿Tienen más?”
|
Juan Pablo Flores
Piña
No hay comentarios:
Publicar un comentario