martes, 11 de diciembre de 2012

A QUIEN CORRESPONDA


                                           A Quien Corresponda
Ya estoy cansado! Cansado de existir sin ninguna razón, siempre me enfoque en el futuro y me olvide de lo que tenia enfrente, lo que mas me importaba. Me quede sin amigos, familia, enemigos. Ya todos están muertos para mí, o más bien yo estoy muerto para todos ellos. El mundo en el que estoy no es muy diferente al tuyo, solo que en este no hay nadie. No estoy en el cielo o en el infierno, ninguno de los dos me quiso. A veces que tengo suerte, veo algunos vivos pero ellos no notan que estoy ahí. He visto como la gente aprende a olvidar. Sin embargo, heme aquí en el peor de los castigos, la soledad.
                                                                                                 9/Mayo/2016
A quien corresponda,
Tengo 78 años, como no tengo a nadie a quien escribir esta carta te la escribo a ti.
Nací el 5 de abril de 1938, mi madre se llamaba Elisa, como la obra de Beethoven, y mi padre Carlos, de origen español.
Cuando empezó la II guerra mundial, en 1939, mi padre tenía 23 años cuando fue muerto en la batalla aérea de Luftwaffe, Inglaterra.
Mi madre, durante la guerra, trabajo en una fabrica armamentista situada en Londres pero murió al poco tiempo debido a los bombardeos de los alemanes.
En un intento de salir de Londres, me encontré en una estación de trenes los cuales llevaban al campo donde tenía unos tíos que residían en unas tierras muy extensas.
Aunque mis padres faltaban, la vida con mis tíos fue muy agradable.
Mi tía me enseñaba educación integral mientras que mi tío me daba consejos de como abrir un negocio.
A la edad de 13 años, en el año de 1945, volví a Londres acompañado por mi tío. Entrando por la calle de Regent Street, había muchas gentes activas rodeadas por una neblina densa que acariciaba las paredes negras y los escombros de lo que alguna vez fueron edificios donde la gente trabajaba o vivía.
No paso mucho tiempo antes de que llegáramos a la posada de “The Prancing Pony”.
No teníamos mucho dinero y por días solo comíamos pan y tomábamos agua.
A los 15 años, en el año de 1953, me gustaba mucho el blues, una música suave que le fastidiaba mucho a mi tío “Esa es música del diablo” decía frecuentemente y colocaba un acetato de música clásica.
Un año después mi tía enfermó y mi tío salió de Londres para ir a verla, pero nunca llegó.
Siempre quise saber lo que le había pasado pero nunca lo descubrí.
Desde ese entonces voy al parque de “Picadilly”, le doy diez vueltas a la coronilla de mi reloj, fumo un cigarro y empiezo a escribir mis sueños destrozados.
Este es mi último cuento
 Sentado en la banca del mismo parque en una hora solitaria, dando mis últimos respiros, escribiendo mis últimas letras, fumando mi ultimo cigarro…Adiós. 

Thomas Mcguinnes.          
 
Autor: Luis Román Ruiz Robles

No hay comentarios:

Publicar un comentario